martes, 26 de marzo de 2013

Órsay (Laisa López)*

Dibujo (lápiz y tinta sobre papel): ´Órsay, Gerardo Pacheco (2012)


[…] Rosario ha llegado. Puedo oír sus tacones subir desde la entrada del edificio hasta aproximarse a la entrada de mi departamento.
­­—Buenos días —Me saluda ella, y se sorprende—: ¡Ah caray! Y ese milagro que no me recibe en calzones. ¿A qué se debe tanta elegancia?...
La muy desgraciada no ha recordado mi cumpleaños. De merecido me acerco a ella y le doy un buen apretón de nalgas.
—¿Qué le pasa, viejo idiota? —Grita Chayo— ¿Cree que me puede andar toqueteando cuando se le antoje? ¡Fíjese que no! Yo soy una mujer decente, así que, si me vuelve a poner una mano encima, es más, un dedo siquiera,  yo ya no regreso y a ver quién se pone a prepararle la comida y a recogerle este tiradero. Y no se ría que se lo digo enserio.
—¡Ay Rosario! ahórrate tanta palabreja, qué ya no te acuerdas de… —Me interrumpe diciendo:
—Mire papito, esa es otra historia, que una como mujer también tiene sus necesidades y bien dicen que más vale el diablo por viejo que por diablo, porque usted es el mismísimo diablo, y pues… nomás por eso ¡eh! Tampoco crea que yo se las ando dando a cualquiera así como así. Bueno, ya mejor me pongo a trabajar y voy a apagar la televisión. ¿Qué usted no tiene otra cosa mejor que hacer que pasársela viendo fútbol todo el día?
—Sí, cogerte —Le digo de inmediato.
—¡Viejo puerco! Pero se lo digo en serio, ya estoy harta de ver fútbol todo el día, sino son mis hermanos, es usted, no me la va a creer pero desde hace días que no veo ninguna de mis telenovelas, a mí que me importa que si el ascenso del León, que si ya ganó la selección, nomás se la pasan dándole atole con el dedo a uno —Me dice la muy insensata.
—No sabes ni lo que dices Chayo, mira que si tú hubieras sido mi mujer hace treinta años, te la hubieras pasado en estadios de fútbol y no dirías lo mismo.
—Dios me libre de haber sido algo suyo, toco madera, y además yo no le creo nadita eso de que usted fue futbolista y que salía en la tele y todas las historias esas que cuenta, mire nada más como está, todo gordo y panzón, y luego viviendo en esta covacha, esa que se la crea otra —Dice Chayo.
—El alcohol y las mujeres Rosario.
—Pues sígale pisteando, así se va a ir pero directito a la tumba —Dice ella.
—Ojalá que sea pronto —Le contesto.
— Mejor Cállese, no invoque a la muerte que vivimos muy cerquita, pero, ultimadamente usted sabrá, con que no me venga a jalar las patas en la noche. […]


*Fragmento de la publicación: López, Laisa (2012). “Órsay”. En El Fanzine del Cerdo Violeta No. 3. Santa Maradona… Ruega por nosotros. León, México, pp. 11-12


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