jueves, 27 de diciembre de 2012

Poética para las omnipotencias suculentas y cósmicas (texto y dibujo por: Omar Delgado)*

Quetzal y lo cósmico 
Se situaba en medio de la habitación mitad negro mitad azul, bajo una luz tenue, con el copilli emplumado como un cerro, como chalchi; presintiendo un augurio el guerrero quetzal, de cómo podría domar a la serpiente coátl, hechizar su jade… le murmuraba cuauhtli en silencio para después en un giro desaparecer entre un volcán.
Dejándole un eco vibrando en el corazón: Así como gira el sol todo gira.
Al mismo tiempo dos ocelotes con ojos de obsidiana aparecieron de entre el monte diciendo en unísono todo lo inalcanzable que se postra ante uno: Este es el tiempo del movimiento cósmico.
(Ome ocelotli,) Se marcharon la pareja de felinos, se convirtieron en murciélagos y se fueron por una cueva, y al mismo tiempo se hizo de noche, ioualli había llegado con su bruno manto nocturno: se recostó Quetzaltzin bajo un pirul frondoso, y soñó que gobernaba la energía de la tierra y al otro tonalli al despertar: era Quetzalcóatl con un enorme caracol marino como collar y una sonrisa envuelta entre el humo del copalli.

Cuepatzin y lo suculento
Cuepatzin heredó unas tierras vírgenes y al poco tiempo
Se dio cuenta que comenzaban a brotar unas plantas con espinas;
Y un silencio detrás de cada una de ellas.
Una tarde, casi al final de ésta,
Notó que una hermosa mujer de tez de tierra,
Nacía del corazón del maguey;
Y le decía en la lengua de los abuelos:
Yo soy mayahualli,
La de los labios aguamielados,
La de mil senos:
El blanco manantial del iztac octli.
Y en el atardecer de la montaña
Brotó un silencio.
Se volvió un plateado conejo y se metió entre las pequeñas magüeyeras:
Mayahuel la de mirada de estrellas, ante los ojos pétreos de Cuepatzin.
En novecientas lunas se volvió el lugar un río de suculento pulque.

*En: Delgado, Omar (2012). " Poética para las omnipotencias suculentas y cósmicas ". En El Fanzine del Cerdo Violeta No. 2. Mayo. ¡Hip, hip, hurra! Mi futuro está en ser un cura. León, México, pp. 21-22.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Martín Lutero, ¿demonio o salvador? (Eduardo Celaya Díaz)*


Dibujo: "Martín Lutero", Gerardo Pacheco
“[...] Por otro lado tenemos a los enemigos de la humanidad, esos personajes que apenas escuchamos su nombre, nos viene a la cabeza la imagen de la perversidad y el deshonor para la raza humana. [...] uno de esos personajes fue Martín Lutero, y digo fue, porque hoy en día lo considero el personaje que, además que no pretendió terminar con la Iglesia Católica, me atrevería a decir que la salvó de la ruina total.

[...] En los argumentos utilizados principalmente para la ideología que soportaría la aparición de la Reforma sobresalen tres conceptos principales: la justificación por la fe, el sacerdocio universal y la infalibilidad basada en la Biblia. [...] El tema de la muerte y el juicio final se hicieron constantes en el arte, en una sociedad cada vez más enfrentada a la podredumbre y la desgracia, a la degeneración del orden establecido y la pérdida de esperanza en el mundo terreno.
[...] Lutero además postuló que la única fuente de salvación y conocimiento es la Biblia. [...]La invención de la imprenta llevaría a un nuevo máximo la necesidad de consultar fuentes escritas, más allá de creer ciegamente en las palabras del clero. [...] Junto con el favorecimiento del individualismo, se hizo menos necesario el sacerdocio, y se habló cada vez más de la meditación individual y la interpretación personal de la Biblia.

[...] Las ideas no suenan descabelladas si las vemos en perspectiva de habitantes del siglo XXI. Sin embargo, para los ciudadanos del siglo XVI, en ocasiones sonaban a locura, a sacrilegio. La necesidad de Roma de acallar las ideas de este monje, el cual se apoyaba solamente en el estudio de la Biblia, se volvió una prioridad

[...] Desde mi muy personal punto de vista, no podemos hablar de un Lutero cismático, enemigo de la Iglesia y protector del demonio. Si bien lanzó fuertes críticas contra el Papa y el clero, también defendió el derecho de los hombres por acercarse a la palabra de Dios, a no aceptar las palabras de un clero corrupto, y sobre todo, a usar la razón para alcanzar la salvación. [...] no hay que perder de vista cuál es la verdadera imagen de Lutero, más allá de los mitos y las habladurías. Lutero buscaba cambiar a la misma Iglesia de Roma, desde sus cimientos, para que no cayera, para que no se destruyera a sí misma, si tomó la decisión de separarse de ella, es porque la misma Roma lo expulsó.”



*Fragmento de la publicación: Celaya, Eduardo (2012). “Martín Lutero, ¿demonio o salvador?En El Fanzine del Cerdo Violeta No. 2. Mayo. ¡Hip, hip, hurra! Mi futuro está en ser un cura. León, México, pp. 18-21.