“… Diego Armando Maradona, uno de los más exquisitos jugadores de la
elite mundial para hacer rodar el balón. Campeón con la selección de su país
(Argentina) en el mundial realizado en la tierra azteca (México 1986).
Consagrado con un gol extraordinario y uno más con la mano de Dios […]
[…]Era el
jugador del momento cuando entonces se atrevió a hablar (lo que no muchos
jugadores hacen), comenzó por defender a sus compañeros de profesión
organizando una asociación junto con otros jugadores, defendía el espectáculo y
opinaba sobre política.
Esto no le hacía ninguna gracia a la estratosfera de directivos de gran
escala (FIFA), mucho menos a la gente de sus equipos, era incómodo y no había
nada contra él, siempre disfrutando del futbol, de buenas actuaciones y
saliendo campeón casi en todos sus equipos. Pero la fama sobrepasaba su altura,
crecía como espuma (de cerveza al medio tiempo), de pronto los amigos se
multiplicaron, es cuando la vida se vive de noche. Llegaron las drogas como en
todo ámbito social-cultural. El juego terminó.
[…] Maradona, quien se define como un loco, es al futbol lo que el punk
es a la música.”
*Fragmento de la publicación: Villalobos, Cruz (2012). “Filosofía del
pensamiento en Maradona”. En El Fanzine
del Cerdo Violeta No. 3. Santa Maradona… Ruega por nosotros. León, México,
p. 4.
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