
El mapeo del genoma humano fue completado comenzando
este siglo. Como resultado el panorama evolutivo de la especie humana se quedó
abierto para nosotros, empezamos entonces con la ingeniería genética, y luego
digitalizamos la vida misma. Pero hay cosas que no están presentes en el genoma
humano: recuerdos, cultura, ideas, historia. Los genes no contienen ningún
rastro de historia humana que no sea biológica ¿No es acaso algo que debería
ser pasado de generación en generación? ¿Deberíamos dejarlo a merced de la
naturaleza? Siempre hemos mantenido registro de sus vidas, mediante palabras,
pinturas, símbolos; en paredes o en libros, pero no toda esa información es
heredada por las generaciones futuras. Un pequeño porcentaje de toda la
información, es seleccionada y pasada a la generación siguiente, no tanta como en
los genes. Y eso es lo que ustedes conocen como “historia”. Pero en el mundo
digitalizado del presente, la información más trivial está siendo acumulada
cada segundo, siendo preservada incluso en su degradación o inexactitud. Lista
para no desaparecer nunca, lista para estar siempre accesible. Rumores acerca
de banalidades, malinterpretaciones… Toda ésta información basura preservada en
un estado inalterado, creciendo a un ritmo alarmante. Lo único que hace es
alentar el progreso social, parar la evolución humana. […]"
*Fragmento de la publicación: Martínez, Adrián (2013) “Bagaje,
mentira y conveniencia” En El Fanzine del
Cerdo Violeta No.4. Antes de la revolución. León, México, pp. 18-19.
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